miércoles, 14 de enero de 2009

El rapto de Europa (primera parte). Rembrandt


He de presentarme como un nuevo colaborador de este blog. Mi nombre es Aurelio y los temas de los que voy a hablar están relacionados con las artes plásticas.
Sugieren los libros en los que aprendo composición pictórica que se ha de diseccionar las grandes obras del presente y del pasado para descubrir el misterio y el secreto de su encanto. Se trata de una frase dirigida a los artistas que quieran mejorar su capacidad compositiva y obtener así mejores obras. A su vez es una labor emprendida por mí muchas veces y otras tantas abandonada. Gracias a este blog, tengo otro aliciente más para obligarme a un continuo razonar sobre los aspectos compositivos de la pintura. Llevo ya más de un mes dedicado a este menester y mientras más tiempo dedico a ello más disfruto en las exposiciones y mejor acierto con las puntas del ovillo para deshacer el trabajo astuto que los artistas emprendieron para bien fundamentar sus artísticos resultados
Ha de tener presente el lector interesado que va a aprender a la vez que yo estas argucias compositivas concretas, únicas en cada cuadro; pero generales en los tratados que versan sobre ello.
Ha de saber también el lector que cada estudio compositivo puede ser tan extenso como ganas de complicarlo haya, siempre que, en teoría, no se rebasen los propósitos del artífice del cuadro. ¿Pero qué se sabe de tales propósitos?
Quizá, en lugar de mi primera intención, que no era otra que la de emprender extensos y complicados comentarios, lo mejor es, para no cansar la paciencia de nadie, realizar de momento breves reseñas en las que se analicen aspectos muy determinados de estas obras, dejando a un lado otros más accesorios.
La primera obra elegida es El rapto de Europa, de Rembrandt; una pintura que, últimamente, tiene mucho que ver con el Museo del Prado con motivo de la exposición dedicada a tal pintor.
No es algo normal ver a una doncella a lomos de un toro, como se puede contemplar en la imagen de esta obra del maestro holandés, por lo que creo necesario, para el no iniciado en mitología grecoromana, ofrecer una mínima orientación antes de entrar en su análisis.
Júpiter, enamorado de Europa, una hija de un rey fenicio, toma la forma de un toro cándido y marcha a la playa, donde la protagonista del mito se divierte con sus sirvientas. Ésta, en principio aterrorizada, toma confianza gradualmente con el citado y aparente animal hasta que termina montada sobre su lomo. Posteriormente, con gran celeridad, Júpiter emprende una veloz carrera, internándose en el mar y con Europa en su grupa, cabalgata que no termina hasta llegar a la isla de Creta. Del enlace de ambos protagonistas, nacerá, entre otros, el rey Minos.
Generalizando, se puede decir que el artista integra la escena mítica en un bello paisaje, que presenta una delicada perspectiva aérea, es decir, la sugestión de que en el espacio aparente de la obra existe el aire, incrementando para ello los valores tonales claros del fondo, un puerto que más parece fluvial que marítimo, y reduciendo, en ese mismo fondo, el contraste tonal, es decir, la diferencia entre el valor tonal de las luces y el valor tonal de las zonas de sombra, como ocurre en la realidad por la humedad o por el polvo suspendido en el aire.
Por el momento llega hasta aquí el comentario de esta obra; la semana que viene continuaremos analizándola en su aspecto estructural.
Aurelio.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

me ha gustado la referncia a la mitología griega cuando hablas d este cuadro. ¿qué otros motivos mitológicos hay en la obra de Rembrandt?

Leila

estamosenlonuestro dijo...

Querida Leila, hoy no está Aurelio que es nuestro experto en arte pero se lo hacemos llegar nosotros y te contestara.
un saludo
Belen y Diego

estamosenlonuestro dijo...

Gracias por el aliento.

Consultando una monografía de Rembrandt he localizado cuatro cuadros de contenido mitológicos grecorromano. Los cuadros, la datación de los mismos y sus localizaciones son las siguientes:

1. Flora. 1635. National Gallery de Londres

2. Diana bañándose con sus ninfas y las fábulas de Acteón y Calixto. 1632 .Alta ¿?. Museo Wasserburg.

3. El rapto de Ganímedes. 1635. Dresde, Gemäldegallerie.

4. Dánae. 1635. San Petersburgo. Ermitage.
Aurelio.
Me imagino que podrás encontrar reproducciones de los mismos en la página web de nombre Olga´s Gallery. No sé el nombre de la página; pero tecleando estas palabras en el Google tiene fácil localización. No obstante te advierto sobre la publicidad machacona de este sitio de la red.

A juzgar por las fechas de estas obras, me imagino, sólo me imagino, que quizá fuera una época en que Rembrandt cultivó más profusamente este género dentro de la pintura de historia, en la que también se hallaban incluidas las de historia sagrada o mitología judaico-cristiana y las de historia propiamente dicha.

estamosenlonuestro dijo...

Gracias por el aliento.

Consultando una monografía de Rembrandt he localizado cuatro cuadros de contenido mitológicos grecorromano. Los cuadros, la datación de los mismos y sus localizaciones son las siguientes:

1. Flora. 1635. National Gallery de Londres

2. Diana bañándose con sus ninfas y las fábulas de Acteón y Calixto. 1632 .Alta ¿?. Museo Wasserburg.

3. El rapto de Ganímedes. 1635. Dresde, Gemäldegallerie.

4. Dánae. 1635. San Petersburgo. Ermitage.
Aurelio.
Me imagino que podrás encontrar reproducciones de los mismos en la página web de nombre Olga´s Gallery. No sé el nombre de la página; pero tecleando estas palabras en el Google tiene fácil localización. No obstante te advierto sobre la publicidad machacona de este sitio de la red.

A juzgar por las fechas de estas obras, me imagino, sólo me imagino, que quizá fuera una época en que Rembrandt cultivó más profusamente este género dentro de la pintura de historia, en la que también se hallaban incluidas las de historia sagrada o mitología judaico-cristiana y las de historia propiamente dicha.