
Todas las frutas poseen propiedades anticancerígenas, y su consumo habitual contribuye a prevenir el cáncer. Sin embargo, las frutas pertenecientes al grupo de los cítricos destacan por contener una equilibrada combinación de sustancias anticancerígenas: vitamina C, flavonoides, limonoides y pectina.
Todas estas sustancias se potencian mutuamente para lograr un marcado efecto protector frente al cáncer. Esto significa que cada una de ellas tomada de forma aislada y purificada, no es tan eficaz como cuando se la ingiere formando parte de una naranja o de un limón, por ejemplo.
La acción anticancerígena de estos componentes de los cítricos ha sido demostrada al administrarlos a animales de experimentación. De esta forma se reafirma la validez de los numerosos estudios estadísticos que relacionan el consumo de cítricos con un menor riesgo de cáncer.
Vitamina C.
Es un potente antioxidante y antitóxico, capaz de neutralizar diversas sustancias cancerígenas como las nitrosaminas que se forman en la carne curada y en los embutidos. Además, la vitamina C mejora la función del sistema inmunitario y contribuye a frenar la extensión de las células tumorales.
Flavonoides.
Son unos componentes no nutritivos de los alimentos, llamados también elementos fitoquímicos, que se encuentran en la mayor parte de las frutas. Cuando se identificaron se pensó que eran simplemente un pigmento vegetal cuya única función consistía en otorgar color a las frutas.
Hoy se sabe que poseen un gran poder curativo y preventivo, actuando como antioxidantes, antiinflamatorios y anticancerígenos.
Experimentos "in vitro" han demostrado que los flavonoides de los cítricos pueden frenar el desarrollo de los tumores malignos y evitar que se reproduzcan a distancia dando lugar a la metástasis.
Limonoides.
Son una de las muchas sustancias aromáticas que contienen los cítricos, y se encuentran principalmente en su corteza. El más conocido es el d-limoneno. En experimentación animal se ha demostrado que es capaz de neutralizar las sustancias cancerígenas causantes del cáncer de estómago y del cancer de mama. De esta forma, el d-limoneno impide que se produzca esta enfermedad.
Pectina.
Es un tipo de fibra solubre, que se encuentra en la pulpa y en la capa blanca que hay debajo de la corteza. La pectina también forma parte de muchas otras frutas, como la manzana.
En la Universidad de Detroit (Michigan,EE.UU.) se ha comprobado que, precisamente la pectina de los frutos cítricos, impide la formación de metástasis del cáncer de próstata en los animales de experimentación (ratas).
Es muy probable que en los seres humanos ejerza un efecto similar, no solo en el cáncer de próstata, sino también en otros tipos de cáncer.
Del libro "Plantas y alimentos que curan".

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