miércoles, 18 de febrero de 2009

La gran aventura 2ª parte (Montañismo)

En este nuevo articulo del blog voy a explicar mas detalladamente la aventura que viví en la Sierra de Gredos y que solo os conté un poco en otro articulo anterior:
Yó vivía en Mijares y recorria casi todos los días sus montañas mas próximas o incluso me iba en bici a otros pueblos y subía las montañas de estos. Pero como había recorrido todo lo principal que había por allí, se me metió en la cabeza que tenía que recorrer una parte de la sierra oriental de la Sierra de Gredos que todavía no había recorrido porque quería conocerla bien. Mi obsesión era conocer y recorrer todo lo que había por allí. Me tiré varios días pensando en la azaña que quería hacer. A veces pensaba que era una locura por si me quedaba por allí tirado sin saber incluso a donde me metería. Después de varias semanas comiendome el coco llego el gran dia el cual nunca olvidaré, sobre todo porque a raiz de eso tengo una secuela en mi pierna izquierda como yá dije. Pero me sentí muy orgulloso de haber recorrido algo tan complicado como lo que hice:
Me levante a las 5 de la mañana y cogí el autobús a las 6:20 desde Mijares hasta Sotillo de la Adrada. Allí empezó la aventura que sería llegar hasta Mijares por la cuerda montañosa. Para eso me subí de Sotillo de la Adrada hasta el magnífico pueblo de Casillas. Luego subí de Casillas hasta el Puerto de Casillas que me costó bastante localizarlo yá que pregunté a un señor mayor que estaba por allí por donde se iba a tal sitio. Una vez en el Puerto de Casillas ya me encontraba en la cuerda montañosa de Gredos. Entonces me salté una valla que había allí y hay empezó lo mas fuerte de mi aventura. Primero tenía que subir a la montaña de la Escusa de unos 1959 metros la cual heché los higadillos . Una vez allí arriba lo intenté pensar mejor, y era si iba a concluir la aventura o bajarme a Sotillo de la Adrada y coger un autobús a Mijares (tenía que cruzar 3 pueblos por la cuerda montañosa). Llamé incluso a mi padre y me dijo que no lo hiciera y que estaba muy preocupado (el estaba conmigo en Mijares viviendo aquellos días). Tras un largo descanso en la gran montaña de la Escusa me decidí no muy convencido a seguir la azaña y si viera que la cosa se pusiera fea volverme para atrás y punto. Pero seguí y yá no paré. La tónica constante fue subir y bajar una montaña tras otra que me encontraba. Parecía interminable. Tenia que andar entre embrollosos piornos, pequeñas y grandes piedras en incluso pasar al lado de serpientes. Cuando llegué al Puerto de Piedralaves perdí antes las botellas de agua que tenía mal enganchadas a mi mochila y bebí de los charcos que habían por allí. La sed me complicó aún mas el trayecto. Luego subí a la gran montaña Lanchamala de 2003 metros de altitud que es la foto de arriba de este texto (allí me encontré a unas cabras muy cariñosas que se peleaban por acariciarme y no estaba el pastor). A partir de aquí me empezaron a faltar las fuerzas pero tenía que acabar como fuese. A partir de este punto del recorrido anduve lo mas difícil del trayecto. Pensé que me quedaba allí entre tanta roca y piornos, porque no encontraba un acceso para salir de aquel infierno. Pero logré salir y una vez en la montaña Mojón Cimero me empezaron a fallar las piernas y sabia que si paraba me iba a enfriar y yá no podría andar hasta el final, así que no paré. Luego bajé hasta el Puerto del Alacrán a donde habia unas vacas y una de ellas parecía que me quería envestir, pero afortunadamente al final se quedó quieta y pude seguir mi camino. Después de subir y bajar una montaña tras otra llegué casi a la cima de El Pulpito de 1925 metros porque ya no podía. Además, llevaba varias horas sin beber agua y del agotamiento me paraba a descansar por cada minuto que podía andar. Solo me quedaba bajar el Pulpito y llegar al Puerto de Mijares. Ahí me estaba esperando mi padre. Estaba ya anocheciendo y con una linterna le indiqué por donde me encontraba ya que no me podía oír ni ver. Cuando ya llegué, nos dimos un gran abrazo los dos y caí rendido en una amaca que mi padre me tenía preparada allí. Había allí unas personas de Zaragoza que iban a hacer noche en una carabana. Me bebí de una sentá todo el zumo de limón que mi padre me había preparado. Los señores de Zaragoza me dijeron que eso que hice no se ve de hacer todos los días. No pude concluir mi gran aventura que era llegar hasta Mijares porque estaba que no me podía mover ya que me había quedado frío en la amaca. Pero me quedé satisfecho y contento de lo que había hecho. Faltaban 14 kilómetros de recorrido y me bajó mi padre con el coche hasta Mijares; yá que el no quería que yo bajára andando hasta allí (sobre todo de noche, aunque llevaba una linterna), por eso me estaba esperando en el puerto. Fin.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi también me gusta mucho la montaña y la naturaleza,me ha encantado este articulo.
Atentamente:
Santiago Palomares Campos

Anónimo dijo...

Hola Guindi,me ha gustado mucho tu artilculo sobre la montaña.
A mi me tambien me gusta mucho pasear por la montaña y sitios naturales
Atentamente:
Santiago Palomares Campos

estamosenlonuestro dijo...

Gracias por tus gratificantes palabras.Estoy encantado de que te haya gustado.A mí tambien me gusta esta historia porque la viví en mis propias carnes y nunca se me olvidará.
Guindi.